Que duda cabe que desde que esta playa se ha hecho tan famosa dentro del mundo de la fotografía de naturaleza, las preciosas agujas que reciben al visitante es lo más llamativo de ella. Supongo que por esa razón cuando me reuní por primera vez con Alister y Juanli, una simpática y cariñosa pareja de fotógrafos residentes en Pekín, fue una de las playas que primero quisieron ver. Sin embargo a espaldas de esas agujas se extiende una plataforma del acantilado con un color increible y con composiciones muy guapas si se coge con el nivel de marea adecuado.
Bueno también hay que tener suerte de encontrárselo limpio de las pequeñas piedras que habitualmente lo tapan no dejando ver los preciosos amarillos y naranjas. Pero como en la fotografía de naturaleza rara vez se encuentran las condiciones ideales, hoy teníamos una tarde de lluvia ininterrumpida y con un cielo gris casi carente de volúmen. Es de esos días que el paragüas y la cámara comparten el protagonismo al 50%.